Zeus és el déu més important i poderós de l'olimp; és el déu
dels déus i el déu del llamp. Les bicicletes Zeus tenen aquest nom perquè es vol
donar a entendre que són les millors biciletes de totes, les més fortes i les
més ràpides; els cascos Zeus reben aquest nom perquè l'empresa vol transmitir
al comprador que aquests són els cascos més forts, indestructibles i millor de
tots.
Aquest poema parla de Zeus:
Cubre, ¡oh
Zeus!, tu cielo
con nebuloso velo
y ejerce como el joven
que cardos coge,
en las cimas del roble y del monte;
mas déjame a mí la tierra,
sí, déjame estar,
y mi cabaña, que tú no edificaste,
y mi hogar,
cuya lumbre
¡tú me envidias!
¡Nada más pobre bajo el sol conozco
que vosotros, oh dioses!
Apenas alimentáis,
con impuestos de ofrendas
y el humo de preces,
vuestra majestad,
y pasaríais hambre,
si no hubiera niños y mendigos
locos llenos de esperanza.
Cuando un niño era
y no sabía de dónde ni a dónde,
alcé mis turbados ojos,
al sol, como si allí arriba hubiera
una oreja, para oír mis quejas,
un corazón como el mío,
para apiadarse del oprimido.
¿Quién me ayudó
contra la soberbia de los titanes?
¿Quién me salvó de la muerte
y de la esclavitud?
¿No lo has cumplido todo tú mismo
sagrado corazón ardiente?
¿Y ardías joven y bueno,
engañado, dando gracias
al que duerme allí arriba?
¿Yo honrarte a ti? ¿Por qué?
¿Has suavizado los dolores
del cargado?
¿Has detenido las lágrimas
del angustiado?
¿No me han forjado como hombre
el tiempo omnipotente
y el destino eterno,
mis señores y los tuyos?
¿Imaginaste en tu delirio
que iba a odiar la vida
y huir al desierto
porque no todos
mis sueños florecieron?
¡Aquí me siento y hombres formo
a mi propia imagen;
un género que sea igual a mí,
para sufrir, para llorar,
para gozar y alegrarse
y que no te respeten,
como yo!
GOETHE, Prometeocon nebuloso velo
y ejerce como el joven
que cardos coge,
en las cimas del roble y del monte;
mas déjame a mí la tierra,
sí, déjame estar,
y mi cabaña, que tú no edificaste,
y mi hogar,
cuya lumbre
¡tú me envidias!
¡Nada más pobre bajo el sol conozco
que vosotros, oh dioses!
Apenas alimentáis,
con impuestos de ofrendas
y el humo de preces,
vuestra majestad,
y pasaríais hambre,
si no hubiera niños y mendigos
locos llenos de esperanza.
Cuando un niño era
y no sabía de dónde ni a dónde,
alcé mis turbados ojos,
al sol, como si allí arriba hubiera
una oreja, para oír mis quejas,
un corazón como el mío,
para apiadarse del oprimido.
¿Quién me ayudó
contra la soberbia de los titanes?
¿Quién me salvó de la muerte
y de la esclavitud?
¿No lo has cumplido todo tú mismo
sagrado corazón ardiente?
¿Y ardías joven y bueno,
engañado, dando gracias
al que duerme allí arriba?
¿Yo honrarte a ti? ¿Por qué?
¿Has suavizado los dolores
del cargado?
¿Has detenido las lágrimas
del angustiado?
¿No me han forjado como hombre
el tiempo omnipotente
y el destino eterno,
mis señores y los tuyos?
¿Imaginaste en tu delirio
que iba a odiar la vida
y huir al desierto
porque no todos
mis sueños florecieron?
¡Aquí me siento y hombres formo
a mi propia imagen;
un género que sea igual a mí,
para sufrir, para llorar,
para gozar y alegrarse
y que no te respeten,
como yo!